El mundo de la literatura y el cine ha perdido a uno de sus más ilustres creadores, Osamu Sōda, quien falleció el pasado 8 de abril en un hospital de Nagoya a causa de una neumonía. A sus 95 años, Sōda deja tras de sí un legado repleto de obras que no solo entretuvieron, sino que también hicieron reflexionar a su audiencia sobre temas de relevancia social y política.
Nacido el 8 de mayo de 1928 en Tokio, Sōda se inició en el mundo del cine como guionista y editor de revistas, antes de debutar como novelista en 1979 con su obra nominada al Premio Naoki, Michi Kaiiki (Mares Desconocidos). Su carrera tomó un vuelo notable con la publicación de Bokura no Nanokakan Sensō (La guerra de los siete días), en abril de 1985 por Kadokawa Shoten. Esta novela no solo fue un éxito de ventas, sino que también se convirtió en la fuente de inspiración para una película de acción real en 1988, protagonizada por la actriz Rie Miyazawa, y más tarde, para una película de anime en 2019.
El impacto de La guerra de los siete días trascendió las fronteras del papel para llegar a la gran pantalla y, eventualmente, al ámbito del anime. La adaptación de 2019 fue tan significativa que compitió en la categoría de largometrajes del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy en 2020 y ese mismo año se alzó con el premio a la Mejor Película de Animación en el 53° Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, en España.
La editorial Kadokawa, que publicó muchas de las obras de Sōda, expresó en un comunicado que, desde su debut, el autor nunca dejó de escribir, incluso después de cumplir 90 años. Los editores de Kadokawa resaltaron cómo Sōda siempre logró levantar el espíritu de los jóvenes lectores a lo largo de su carrera de 45 años y cómo, a través de sus escritos, expresó una constante oposición a la guerra, influenciado por sus propias experiencias.
Osamu Sōda será recordado no solo por su prolífica carrera y su habilidad para capturar la imaginación de sus lectores, sino también por su compromiso con la promoción de la paz y el entendimiento humano a través de sus narrativas. Su obra sigue viva y continúa inspirando a nuevas generaciones, demostrando que la verdadera influencia de un artista se mide no solo por sus creaciones, sino también por el impacto que estas tienen en el mundo.